martes, 7 de septiembre de 2010

Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín


N: XVIII, 1790 (?),
Ciudad de México, México
M : 1821 (?)

Combatiente Insurgente

Fuente: Aurora Tovar Ramírez, 1500 mujeres en nuestra conciencia colectiva: Catálogobiográfico de mujeres en México. México, DEMAC (Documentación y Estudios deMujeres A. C.) 1996.

No hay acuerdo en la fecha de su nacimiento.

Principal organizadora de la conspiración que tuvo lugar en la ciudad de México en el mes de abril de 1811 y en la cual intervinieron múltiples personas de la colonia, lo que demuestra lo extendido que estaba, en la capital del virreinato, el ideal de independencia.

En casa de Manuel Lazarín, esposo de Mariana, hombre acomodado, parcionero de la famosa mina La Valenciana, se celebraban tertulias, aquellas famosas tertulias del siglo XIX, a la que concurrían jóvenes inclinados a los ideales de emancipación.

En un día de tertulia, llegó la noticia a México de la detención de Hidalgo y de los demás jefes insurgentes y, como era natural, se comentó en ella el acontecimiento.

Casi todos estaban consternados por la noticia y, ante los comentarios, Mariana Rodríguez del Toro, exclamó: "Hemos de aprehender al virrey y ahorcarlo".

Iniciándose la conspiración cuya finalidad era efectivamente, aprehender al virrey y, en lugar de ahorcarlo hacerlo prisionero y trasladarlo al lugar a donde se encontraba la Suprema Junta presidida por Ignacio López Rayón. Para este fin, Mariana Rodríguez asistía, con los capitanes Francisco Omana y Tomás Castillo, al Paseo Nuevo, donde Venegas tenía acampadas las tropas de la guarnición desde los días de la insurgencia. De esta manera, Mariana Rodríguez era conocida e incluso familiarizada con muchos oficiales que, en el momento dado habían de dar el golpe y aprehender al representante de España.

Se llegó a señalar el día para tal empresa y se movieron las masas para que, a la vez, hicieran un movimiento popular y, apoderándose de las autoridades diversas, se facilitara la proclamación de la independencia. Da idea de la extensión que tuvo el movimiento, el hecho de que muchos eclesiásticos y comunidades religiosas entraran en la conjura.

Uno de los conspiradores, José María Gallardo, pensó que bien podía morir en la empresa y que era necesario disponerse cristianamente; con este fin fue a confesarse con el P. Mercedario Camargo, quien, en conocimiento del secreto, lo denunció alvirrey. Una vez preso Gallardo, este denunció a todos los demás componentes de la intriga y así aprehendieron a los esposos Lazarín y la mayor parte de los que habían estructurado los planes. La sentencia fue dictada por la Junta de Seguridad y Buen Orden, presidida por Miguel Bataller. Mariana y su esposo estuvieron presos hasta diciembre de 1820 y, gracias a Anastasio Zerecero recobraron la libertad después de diez años.

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