jueves, 9 de agosto de 2007

“X CONFERENCIA REGIONAL SOBRE LA MUJER DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE”


INTERVENCIÓN DE LA DOCTORA MARÍA FERNANDA ESPINOSA GARCÉS.

MINISTRA DE RELACIONES EXTERIORES, COMERCIO E INTEGRACIÓN.

SESIÓN INAUGURAL.
QUITO, 6 de agosto del 2007

En mi calidad de Ministra de Relaciones Exteriores del Ecuador, expreso a las asistentes a la X Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe, un caluroso saludo de bienvenida.

El Ecuador que construimos ahora, es un país diferente al del pasado. El Ecuador que hoy acoge a las delegaciones de esta Conferencia está, desde el 15 de enero, en un proceso decidido para construir una sociedad más equitativa y democrática.

¿Qué entendemos, en el marco de esta Conferencia, por ese país distinto, más humano y más justo?

El papel protagónico de la mujer en el horizonte nuevo y esperanzador del continente demanda una resignificación del concepto de equidad. No se trata de una dádiva de la sociedad masculina.

…y más justo es el que garantiza la participación política de las mujeres a través de mecanismos concretos. Las cuotas o porcentajes de participación en candidaturas a cargos de elección, junto con la obligatoriedad de los partidos políticos y autoridades electorales en hacer efectiva esa norma, deben ser un derecho y no una concesión.

No estamos mendigando cuotas otorgadas por el mismo poder patriarcal o seudo tolerante; estamos exigiendo el reconocimiento al esfuerzo, al talento, al valor y al compromiso con las causas justas y la solidaridad.

Precisamente el tema de participación debe comprender una auténtica democratización de las organizaciones políticas y sociales. Esto pasa, necesariamente, por la efectiva presencia de las mujeres en todos los órdenes de la vida pública, en las funciones del Estado, en los órganos de control, en los partidos políticos, en las instituciones de poder local, en las diferentes organizaciones sociales.

Es por eso que en el Reglamento de elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, el gobierno nacional ha propuesto el cumplimiento riguroso de las normas de equidad de género, para que las listas de candidatos cuenten con la integración paritaria y secuencial de la mujer, lo que garantiza nuestra efectiva participación en este crucial proceso que abre las puertas a una profunda transformación social y política.

No debemos, sin embargo, caer en las trampas esencialistas, porque el dominante no es el hombre, no es cualquier hombre. Ese hombre, y a veces las mujeres que rodean o representan el poder convencional, son, en realidad, comparsa y máscara de modelos sociales excluyentes y sexistas que niegan la lucha común y reniegan del camino compartido.

Es urgente y necesario labrar un camino compartido para desterrar la pobreza, la violencia, el sexismo y las prácticas con disfraz democrático porque, mientras sigan existiendo más de 200 millones de pobres en nuestra América Latina no hay equidad posible, no hay democracia posible, como no hay justicia en la perversa política que empujó a tantas mujeres a tomar el camino del exilio económico, a convertirse en desterradas de la pobreza.

Esas mujeres migrantes son quienes, sobre todo en esta última década, han contribuido al restablecimiento de nuestras economías moribundas y concentradoras, por eso aprovecho esta oportunidad para rendir homenaje al esfuerzo silencioso de cientos de miles de mujeres que han sido arrancadas de sus tierras de origen, para labrar un destino mejor para sus hijos y su Patria.

El Ecuador es uno de los pocos países que cuenta con una doble calidad, de emisor y receptor de migrantes. Esta situación plantea un enorme reto: generar políticas que despenalicen la migración y dignifiquen a los migrantes hombres y mujeres, y desarrollar mecanismos para otorgar un tratamiento justo y humano a los migrantes, desplazados y refugiados que ven en el Ecuador un destino de paz y de futuro.

El país más justo y más humano, que hoy construimos, ha emprendido acciones innovadoras con el apoyo de países amigos y organismos internacionales, como programas de retorno voluntario con la cooperación de la OIM , la suscripción de acuerdos de regularización y flujos migratorios con países donde se concentra la mayor parte de migrantes ecuatorianos con el apoyo incondicional y la solidaridad del gobierno de España.

Bienvenidas compañeras Caribeñas, Latinoamericanas, bienvenidas a este país atravesado por la línea imaginaria que nos invita a imaginar, a tejer en colectivo sociedades donde exista lugar para todas, para todos y donde la dignidad y la democracia plena sean el pan de cada día.

Con el ejemplo de Manuela Sáenz y Vilma Espín, la gran compañera cubana que presidiera la Primera Conferencia Regional de la Mujer, seguiremos esperanzadas por construir la gran Patria, humana y justa, porque, como hoy, todas nos debemos sentir cobijadas por la misma luna, por el mismo sol. Manuela Sáenz escribió: “No me siento forastera. Soy ciudadana de América. Nací bajo la línea del Ecuador”. Que ese testamento de libertad y hermandad continental sea nuestro refugio y nuestro destino.

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