martes, 31 de julio de 2007

Preferencia sexual


Por Haideé Mata. Al ser humano se le ha impuesto la heterosexualidad obligatoria.

Desde que una nace se da por hecho que se es heterosexual sin importar su propia naturaleza.

El problema comenzará cuando se prefiera o nazca distinta a esa heterosexualidad obligatoria, porque es cierto que con la preferencia sexual se nace y también se hace.

Cuando al comienzo de sus años de socialización la niña sienta que mira constantemente hacia alguien de su propio sexo, o se sienta a gusto con ambos, o sienta que vive en un cuerpo ajeno a su mente y demás; no alcanzará a entender porque los modelos que ve a diario no concuerdan con lo que ella siente o piensa.

Crecerá confundida y tratará de adaptarse a esos modelos, pero siempre existirá la duda del porqué no encaja en ellos.

Ella vivirá en una dualidad inconsciente: por un lado lo que le enseñan y por el otro lo que una de manera natural trae consigo o va desarrollando.

Hasta 1999 la Organización Mundial de la Salud quitó a la homosexualidad de la lista de enfermedades médica. Pero no ha ayudado mucho, sirve como argumento pero no es sostenible cuando la idiosincrasia sólo admite un solo supuesto: la heterosexualidad.

1999, apenas 8 años de nuestra época.

Las mujeres al igual que los hombres pasan por la vida matizando su preferencia sexual, misma que será cambiante a lo largo de toda su vida. En muchos casos existirá esa dualidad que carcome y que mucha gente teme pero que al saberla manejar será motivo de plenitud.

La heterosexualidad no es la única forma de relacionarnos los seres humanos; la preferencia sexual no está limitada a una sola opción hombre-mujer.

No se trata de hablar de promiscuidad, ese exceso se da en todas las preferencias sexuales habidas.

Se trata de vivir plenamente nuestras capacidades sexuales, sean cual sea.
Hay personas que se regocijan con sus iguales (homosexuales o lesbianas). Las hay quienes gustan de los dos sexos (bisexuales). Las que se se descubren viviendo en otro cuerpo (transgéneros). Quienes gustan de vestirse igual que el sexo opuesto (transvetís). Quienes se operan de sexo (transexuales). Existen quienes tienen los dos sexos y desde pequeños sus familiares deciden cual es el sexo que desarrollaran (hermafroditas); y así, existe una gran cantidad de sexos, de preferencias que no por no ser aceptados, dejan de existir.

Y en ningún caso es que sean seres indefinidos, pervertidos o incompletos; son seres que tienen una gran capacidad tanto amatoria como sexual. Son seres normales.

Anormal es aquel que intenta que los demás piensen igual y que se manejen con los mismos criterios de valores; es aquel que restringe la naturaleza de cada uno; aquel que intenta controlar el placer del otro o de la otra; es quien siente homo fobia, lesbo fobia y demás fobias a lo que es distinto.

La sexualidad es uno de los aspectos más importantes en la vida del ser humano y como seres supuestamente inteligentes, así como seres que estamos en constante evolución, no podemos encuadrarnos en el frívolo pensamiento de que la sexualidad es sólo para procrear y como tal, sólo la heterosexualidad es permitida.

La sexualidad plena da el conocimiento integro de nuestras capacidades y limitaciones.

La mujer está en una constante revalorización de si misma y tiene la oportunidad de ser plena, ya sea heterosexual, lesbiana, transgénero, transexual, hermafrodita y demás.

Somos multiorgásmicas por naturaleza, tenemos un enorme potencial sexual que puede y debe ser explorado.
Encontrarnos a nosotras mismas sea cual sea nuestra preferencia sexual.

2 comentarios:

Maria_mar dijo...

Para lograr esa plenitud no es nada fácil, es todo un proceso. Para mi primero fue hacerme consiente de esa preferencia. Yo la tuve hasta la preparatoria y eso me permitió explicarme muchas cosas que me pasaron en la secundaria, y que en su momento no atinaba a descifrarlas ¿Por qué me llamaba tanto la atención esa persona? Que no solo no era mi amiga, si no que era mi rival de amores.
Y al mirarla tanto, todo mundo supuso que era por celos, yo misma lo di por hecho, porque en esa época ni siquiera conocía la palabra lesbiana.
Mis sentimientos eran unos cuando lo miraba a él, pero al mirarla a ella esos sentimientos se triplicaban. Fue hasta la preparatoria que me di cuenta de toda la situación, con mi amiga del alma que al ir a una excursión me apresure para apartarle su lugar en el camión y ella se siguió para atrás del camión con un chico que le gustaba, fue en ese momento, en ese instante que tome conciencia, por lo que sentí, de lo que era. Ahora lo concientizo y es cuando puedo iniciar el proceso de aceptación, que es una de las partes más difíciles en lo que a mí respecta.

Haideé Mata dijo...

María_mar, cierto, no es fácil, comunmente es un porceso como bien dices.

Lo importante es comenzar y el tomar conciencia es el primer paso.

Me alegra saber que ya has comenzado y no será tortuoso y conflictuado si te abres a ti misma sin miedos ni culpas y al ser libre serás plena.

María_mar bienvenida al mundo de las leonas.

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